Ejercicio fisico en diabetes tipo I

Los pacientes con diabetes tipo 1 con buen control glucémico y que no sufren complicaciones están capacitados para practicar cualquier tipo de ejercicio físico. Es importante recoger datos del efecto de cada tipo de ejercicio sobre la glucemia y en consecuencia, aplicar estrategias en cuanto a la modificación de las dosis de insulina y de la ingesta de hidratos de carbono adaptadas a cada caso.

El comienzo de cualquier programa de ejercicio físico se debe realizar de forma confortable y progresiva. Cabe recordar que el ejercicio físico de moderada intensidad provoca suficientes beneficios para el organismo, no siendo necesario por tanto ejercicios de alta intensidad. Además, en ocasiones, aquellos ejercicios de muy alta intensidad pueden provocar una importante estimulación de las hormonas contrarreguladores que podría dar lugar a hiperglucemia.
Aconsejará iniciar cada sesión de entrenamiento con un calentamiento previ26, a lo largo del cual se incrementará progresivamente la intensidad del ejercicio. Este calentamiento tendrá una duración de unos 5 a 10 minutos. Sin embargo, después del ejercicio es interesante realizar un período de enfriamiento o vuelta a la calma, con una reducción progresiva de la intensidad. Es esencial incrementar la frecuencia de autoanálisis de glucemia capilar en aquellos pacientes no iniciados en la práctica de ejercicio físico o también cuando se realizan ejercicios a los que el paciente no está acostumbrado. El objetivo es conseguir la experiencia y los conocimientos suficientes para poder adaptarse a los cambios metabólicos que el ejercicio provoca.

Estrategias para la práctica de ejercicio

Para garantizar un óptimo control glucémico asociado al ejercicio físico se debe tener en cuenta que en cualquier caso, la actividad muscular provocará un incremento del consumo de glucosa y un aumento de su utilización por las células musculares.
Estos dos principios deben ser tenidos en cuenta a la hora de la práctica de actividad física, especialmente para evitar la hipoglucemia asociada.
Ante la práctica de cualquier tipo de ejercicio físico es aconsejable valorar la glucemia previa. Hay que remarcar que esta norma es aplicable no sólo a actividades deportivas sino también a otras actividades más cotidianas pero que también suponen un incremento importante del consumo de glucosa respecto a la actividad física habitual.

En este grupo podríamos incluir actividades como pasear a ritmo elevado, hacer desplazamiento en bicicleta, tareas de jardinería o bricolaje u otras tareas del hogar. En estos casos, el consumo de glucosa no es excesivamente elevado pero si suficiente para producir reducciones de la glucemia. Las estrategias que se deben aplicar ante la práctica de ejercicio físico para evitar complicaciones son:

a) Control de glucemia previo al ejercicio.
Según los valores del control de glucemia previa a la actividad, las estrategias a realizar serán diferents27:

- Glucemia inferior a 100 mg / dl: tomar un suplemento de unos 10-20g de hidratos de carbono antes de comenzar el ejercicio.

- Glucemia entre 100 y 250 mg / dl: se puede empezar el ejercicio con normalidad.
- Glucemia superior a 250 mg / dl: en este caso se debe comprobar la presencia de cuerpos cetónicos en la orina. Si la cetona es positiva se debe evitar o retrasar el ejercicio hasta que desaparezca la cetona en orina. Se recomienda inyectar insulina de acción rápida y volver a verificar la glucemia después de unas dos horas.

Para determinados tipos de ejercicio, es recomendable iniciar la actividad con unos valores de glucemia moderadamente elevados. Así es el caso de algunas competiciones atléticas de larga distancia o pruebas de ciclismo, ya que tienen un alto consumo de glucosa y es recomendable iniciar el ejercicio con valores cercanos a los 180-200mg/dl para evitar la hipoglucemia en los primeros minutos de actividad.

b) Conocer las características del ejercicio que se realiza.
- Tipo de ejercicio: los ejercicios de naturaleza aeróbica como caminar, correr, nadar, montar en bicicleta, patinaje o remo son los que tienen un mayor efecto hipoglucemiante. Por el contrario, aquellos ejercicios que tienen un componente anaeróbico como sprints, ejercicios de lucha u otras que incluyan levantamientos de pesas importantes pueden producir la estimulación adrenérgica y en consecuencia, podrían ser ligeramente hiperglucemiantes.
De igual manera, los ejercicios que se realizan bajo un ambiente de estrés emocional importante, como el deporte de competición, también podrían dar lugar a ciertos incrementos de glucemia, en algunos casos de forma significativa.

- Duración: a lo largo de los primeros 30'-90 minutos de ejercicio realizado a moderada-alta intensidad el glucógeno, muscular y hepático, se convierte en el principal combustible muscular. A partir de este momento, las reservas de glucógeno empiezan a vaciarse y entonces el músculo inicia el proceso de obtención de energía a partir de grasas de reserva.

- Intensidad: el glucógeno muscular es el combustible de elección de las células musculares cuando se realizan ejercicios de intensidad moderada o alta. A intensidades bajas, la fuente principal de energía son los ácidos grasos. Por lo tanto, al realizar ejercicios de baja intensidad, como pasear, el consumo de glucosa es muy bajo, teniendo poco efecto sobre los valores de glucemia. En cambio, los ejercicios realizados a alta intensidad, como correr, tienen un alto consumo de glucosa y un importante impacto sobre los niveles de glucemia.
- Frecuencia: como ya se sabe, el efecto hipoglucemiante del ejercicio puede mantenerse hasta las 12-16 horas posteriores pero, además, este efecto se incrementa en duración e intensidad cuando se acumulan días consecutivos de práctica de ejercicio físico.

- Horario: es preciso tener en cuenta el momento del día en que se realiza el ejercicio pues esto implica diferentes niveles de insulina actuando y, por tanto, más o menos tendencia a desarrollar hipoglucemias a lo largo del ejercicio.

c) Disminuir la dosis de insulina previa al ejercicio.
En la mayoría de los casos, el ejercicio físico obliga a modificar la pauta de insulina habitual como medida necesaria para evitar la hipoglucemia. Esta es una de las complicaciones agudas más frecuentes asociada al ejercicio, y ya fue descrita desde las primeras insulinitzacions de pacientes con diabetis28. En este sentido hay que advertir que la hipoglucemia a lo largo del ejercicio es uno de los principales factores que dificultan la práctica de ejercicio físico, especialmente en niños y adolescentes.
La disminución de insulina previa al ejercicio no será necesaria en el caso de ejercicios de menos de 30 minutos de duración, pues en estos casos la hipoglucemia se podrá evitar solamente con un incremento del consumo de hidratos de carbono.

Ante la realización de ejercicios de una duración superior a 30 minutos se debe considerar la reducción de las dosis de insulina, siempre según la duración y la intensidad de cada ejercicio.
Precaución cuando el ejercicio coincide con la máxima acción de la insulina.
Se debe tener en cuenta cuál es la farmacodinámica de la insulina que se utiliza en cada momento. Si el ejercicio se practica justo en el momento de máximo efecto de una determinada insulina, se incrementan las posibilidades de sufrir un episodio de hipoglucemia, ya que se suman los efectos hipoglucemiantes de la insulina y del ejercicio físico. Esto no debería impedir realizar el ejercicio pero si sería importante adoptar las correspondientes medidas preventivas.

Hay que tener especial vigilancia cuando se utilizan mezclas de insulina prefijadas, ya que dan lugar a dos picos de acción máxima, uno por la insulina rápida y otro para la retardada. Como norma general se recomendará realizar el ejercicio físico preferentemente 2-3 horas después de las comidas ya que teóricamente el efecto de las insulinas de acción rápida es mucho más bajo y así se disminuye el riesgo de hipoglucemias.
f) tomar un suplemento con hidratos de carbono. En algunos casos, ante la práctica de determinados ejercicios, no es suficiente con una reducción de las dosis de insulina previas al ejercicio y es preciso incrementar también el consumo de hidratos de carbono para evitar la hipoglucemia. Este es el caso de los ejercicios de larga duración (> 60-90 minutos) o aquellos no planificados, para los que no es posible reducir las dosis de insulina previas al ejercicio.

g) Prevenir la hipoglucemia post-ejercicio.

Como ya se ha explicado anteriormente, el ejercicio incrementa las necesidades de glucosa incluso en las 12-16 horas posteriores a la actividad. En este fenómeno participan de una parte del incremento de la permeabilidad de las células musculares a la glucosa y de otro la necesidad de rellenar los depósitos de glucógeno, musculares y hepáticos. Como resultado, se incrementa el riesgo de aparición de episodios de hipoglucemia, el cual debe ser prevenido introduciendo cambios en la alimentación y en la pauta insulínica.

Así, una vez finalizado el ejercicio es recomendable realizar una glucemia y valorar la necesidad de tomar alimentos con hidratos de carbono según los resultados obtenidos:
- Glucemia inferior a 120mg/dl: tomar un suplemento de unos 15-20g de hidratos de carbono.
- Glucemia entre 120 y 200mg/dl: no se suele requerir suplementación.
- Glucemia superior a 200mg/dl: no requiere suplemento con hidratos de carbono y es posible añadir alguna unidad de insulina de acción rápida.
Este efecto hipoglucemiante post-ejercicio es más importante según sea la intensidad y la duración de la actividad y hace que en ejercicios de muy larga duración como raids de montaña o algunas pruebas ciclistas o atléticas el efecto hipoglucemiante puede persistir hasta 24-30 horas después de finalizada la actividad.